sábado, 25 de enero de 2014

TEORÍA DEL CAPITAL HUMANO Y SU INCIDENCIA EN LA EDUCACIÓN VENEZOLANA



REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE INVESTIGACIÓN, EXTENSIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ASIGNATURA: ESTADO SOCIEDAD Y DESARROLLO
SAN JOAQUÍN DE TURMERO – ESTADO ARAGUA













TEORÍA DEL CAPITAL HUMANO Y SU INCIDENCIA EN LA EDUCACIÓN VENEZOLANA












AUTORA:
Rosy León
FACILITADORA:
Dra. Alicia Lugo de Uzcátegui






San Joaquín de Turmero, Marzo, 2013






INTRODUCCIÓN


La primera definición del término “sociología”, la elabora el filósofo Francés Augusto Comte, cuando señaló que la finalidad de la sociología era descubrir las leyes de la humanidad empleando los mismos métodos de investigación que se demostraron como validos en las ciencias naturales. 

Ello condujo a otros importantes pensadores del siglo XVII, entre quienes figuraron Rousseau y Montesquieu, a anticiparse al orden sociológico y a respaldar la afirmación de Comte, caracterizando al siglo XVII como una coyuntura histórico que revolucionó, a través de la sociología, a la reorganización social y legítima de la moderna sociedad industrial, planteando como estrategia la defensa del orden social y la oposición a toda crítica radical. De ese modo, Montesquieu se dedicó al factor estructural relacionado con las leyes sociales; mientras que Rousseau previno los excesos incontrolados del progreso mediante el contrato social.

Surgiendo así los diferentes enfoques sociológicos de la educación entre los que destacan: el funcionalismo, el marxismo, el enfoque weberiano y el interpretativismo. En el presente ensayo se intenta describir brevemente la Teoría del Capital Humano y su incidencia en la educación venezolana. Para tales efectos se pretende: definir la Teoría del Capital Humano en el enfoque funcionalista, conocer su origen y establecer las relaciones de la Teoría del Capital Humano con la educación venezolana. Finalmente se realiza una valoración conclusiva y se revelan las fuentes consultadas.


Teoría del Capital Humano (TCH).

Según Chiavenato (1999), la TCH se basa en el abordaje teórico de la economía clásica cuyo principal exponente fue Adams Smith. Sin embargo, considerando lo expuesto por la Organización para el Comercio y El Desarrollo Económico (OECD-1998), citado en Calderón y Castaño (2005:401), “el capital humano es el conocimiento de las competencias y otros atributos que poseen los individuos y que resultan relevantes a la actividad económica”. 

En atención a dicho planteamiento, el capital humano se refiere los conocimientos que ha adquirido el sujeto a través de su educación y al grado en que una persona es capaz de poner en práctica sus habilidades y capacidades productivas, desde los procesos mentales hasta los psicomotores. Es decir, el capital humano constituye un conjunto de habilidades intangibles y de capacidades que contribuyen a elevar la productividad y la posibilidad, que un individuo o una comunidad, pueda encontrar una actividad que le permita retribuir sus capacidades laborales.

Según Destinobles (s/f), la TCH fue desarrollada por Gary Becker en 1964, quien escribió un libro titulado “capital Human”; el cual consideró al hombre (individualmente), como un agente económico, capaz de tomar decisiones para invertir o no en su educación, teniendo en cuenta que es a través de la educación como el individuo puede crecer profesionalmente. Es decir, el hombre, se comportaría como un agente económico e invertiría en su educación de manera proporcional a lo que sería capaz de lograr como profesional.

Es por ello que la TCH, le otorga importancia a la meritocracia. Entendiendo dicho término como la forma en que es posible ocupar determinados cargos atendiendo a los méritos que reúne una persona. Cabe destacar que ésta medida es poco considerada en la actualidad social-laboral venezolana, especialmente en las empresas del estado, considerando que la meritocracia es una disposición absolutamente necesaria en la formación de los profesionales que requiere el país.

Al respecto plantea Feito (2001), en Rodríguez (2001), que el tipo ideal de una sociedad meritocrática requiere que las sociedades se distribuyan de acuerdo al mérito y a las competencia profesionales, siendo la educación formal, el medio que permita la cualificación de los sujetos en sociedad; ofrecer a todos por igual acceso a una educación formal, dependiendo de sus preferencias y capacidades, toda vez que sea una realidad la distribución de grupos humanos, según de sus capacidades intelectuales para el ejercicio de sus funciones ocupacionales.

Destaca Becker en Destinobles (ob.cit.), que las características de ésta teoría radica en saber distinguir el proceso de educación del hombre, describiendo así dos maneras de formación: una general y otra específica; la primera se refiere a la adquirida en la escuela; en tanto que la segunda, depende de la relación que establece el empleado en la empresa, es decir, la empresa invertirá en la educación del empleado mientras éste, preste un servicio a la misma de lo contrario, será el mismo empleado quien costeará sus propia preparación para acrecentar su intelecto. Situación que pude ser apreciada principalmente en las empresas privadas venezolanas.

Al respecto, plantea Feito (2001a), que la TCH empleó como método el cálculo de los rendimientos privados de la inversión en la educación a través de la determinación de las diferencias en los ingresos en la vida activa de cada individuo con diferentes niveles educativos. Entonces, a mediados del siglo XX, el cambio acelerado que la sociedad moderna necesitaba de especialistas y experto en diferentes áreas, condujo a valorar la importancia del sistema educativo como el encargado de entrenar a los individuos y luego seleccionarlos, lo que implicó la expansión de mano de obra especializada en el sistema de enseñanza. Es por ello que la educación se hace dependiente de la economía, ya que el sujeto es visto como un instrumento de desarrollo en las organizaciones para las cuales trabaja.

Origen Teoría del Capital Humano.

La TCH, tiene su origen en el enfoque funcionalista al cual pertenece. Para entenderlo, es necesario comentar quienes eran los seguidores de dicho enfoque, que perseguían, y que hace el funcionalismo. Al respecto, Herrero (2002),  sostiene que el funcionalismo percibe a la sociedad como un sistema o conjunto de sistemas tan íntimamente relacionados, que si se altera un elemento, inmediatamente se altera la funcionalidad del sistema dentro y fuera de la sociedad. Cuando se piensa en una sociedad, se debe percibir ésta como un organismo biológico en el que las partes forman un todo.

El enfoque funcionalista, surgió como una necesidad expuesta por un grupo de antropólogos y sociólogos, de estudiar la relación existente entre la sociedad, cultura y personalidad. Entre los seguidores más destacados del funcionalismo, se mencionan: Bronislaw Malinoswski, Emile Durkeheim, Talcott Parsons, Max Weber, Alfred Reginald Radcliffe-Brown, Robert King Merton, David Easton, entre otros. En el presente ensayo, sólo se destaca los tres primeros.

Según Bohannan y Glazer (2007), el etnógrafo Bronislaw Malinowski (1884-1942), plantea que este enfoque estudia la cultura y demás hechos sociales, en función de cómo se organizan para satisfacer las necesidades de un grupo humano, es decir, todas aquellas tareas u objetivos que tienden a mantener y conservar los organismos de la sociedad y a ésta como tal, incluyendo sus modelos culturales.

Pero para Feito (2001a), algunos funcionalistas como Durkeheim, establece una analogía de la sociedad con el cuerpo humano, con lo que demuestra la interdependencia de unos con otros. Es decir, en la sociedad cada institución tiene funciones específica y las distintas parte de la sociedad son interdependientes entre sí. Ejemplo las escuelas establecen contacto periódico con las familias de los estudiante, simultáneamente con la economía, la política, la religión, entre otros.

Durkeheim fue el filósofo clave en la constitución de la sociología de la educación, porque reflexionó explícita y extensamente sobre la educación, rompiendo así con la estructura epistemológica de la pedagogía de su época. De ahí que Durkeheim se destacó por decir que eran tres los aspectos sociológicos que determinaron el desarrollo de la sociología funcionalista: afirmó que las transformaciones del sistema educativo eran consecuencia de los cambios económicos y sociales presentes en una sociedad globalizada; aseveró que tanto las características de las estructuras educativas como la de sus contenidos culturales se relacionaban con la necesidades de la sociedad; finalmente precisó que era necesario una mayor individualización en los procesos de enseñanza y de aprendizaje porque los mismos eran el reflejo de los cambios en la pedagogía de las instituciones escolares.

Por otro lado, Calello y Neuhaus (1992:62), comentan sobre el estudio realizado por el sociólogo estadounidense Talcott Parsons (1902-1979). Señalando que Parsons es el verdadero fundador y arquitecto teórico del enfoque funcionalista. Dicen los autores (ob.cit.) que Parsons opinaba que:

Las sociedades tienden hacia la autorregulación, así como a la interconexión de sus diversos elementos (valores, metas, funciones, etc.). La autosuficiencia de una sociedad  está determinada por las necesidades básicas, entre las que se incluían la preservación del orden social, el abastecimiento de bienes y servicios  y la protección de la infancia.

En la definición anterior, Parsons demostró preocupación por el destino de la sociedad, y en la misma sólo el interés técnico para predecir y controlar, de ahí que Parsons, se convierte en uno de los mayores exponentes del enfoque estructural funcionalista en la sociología de mediados de siglo XX. De acuerdo con Feito (2001a), para Parsons, el hecho clave de la modernización es la revolución educativa, la cual ofrece igualdad de oportunidades que conduce a diferentes logros provenientes de: individuos distintos, habilidades diferentes, orientaciones familiares distintas, motivaciones individuales diferentes, y una credencial educativa que determina el cargo a ocupar.

Parsons opinaba que la primera función del sistema educativo es legitimar esas desigualdades a través del proceso de socialización como elemento ideológico clave en las sociedades modernas. En tal sentido, Parsons admite que en algunas escuelas, unos alumnos manifiestan mayor grado de autosuficiencia respecto a los docentes y a su capacidad de asumir responsabilidades. Y alude que en la escuela los alumnos son evaluados de modo objetivo, diferenciándose mediante el logro de los aprendizajes tanto cognitivos (información y destrezas) como morales (ciudadanía, comunidad escolar).

Es por ello que Guerrero (2003), expone que Parsons, en su obra “El aula como sistema social”, estudia a la escuela en su doble rol como agente socializador y como distribuidor de recursos humanos en la mejora del rendimiento. Razones por la cual para Parsons, la escuela es selectiva a la hora de situar al niño porque considera las competencias que tiene el niño.

Surge así la TCH, a mediado de los años cincuenta del siglo XX, luego de la segunda guerra mundial entre Estado Unidos de Norteamérica (USA)  y la entonces llamada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), implementándose una guerra fría tanto en lo político como en lo ideológico. Para entonces, ambas naciones se preocupaban por la formación académica de sus científicos, ya que el único norte era demostrar cuál de las dos naciones se destacaba mejor en la guerra como potencia mundial. Es así como, mediante hipótesis, surgió  la TCH, donde se le dio mayor peso a la productividad de la educación demostrado por la rentabilidad de hacer las inversiones que fueran necesarias en ella en beneficio tanto para la sociedad como para los individuos.

Según Moreno (2012), en el ámbito educativo, el origen del término “capital humano”, data aproximadamente de 1964, cuando dos economistas de los Universidad de Chicago, Theodoro Schultz y Gary Becker ofrecieron su discurso a una sociedad epocal que estaba en plena efervescencia de la tecnología educativa. En dicha alocución ambos personajes afianzaron las bases de la economía de la educación enfatizando en la importancia de la TCH. Como se puede apreciar, no en vano debían ser considerados los postulados de Durkeheim y Parsons.

Al respecto, Ramírez y Lechuga (2006), refieren que la economía de la educación admite que el desarrollo de la economía de los pueblos se debe a la acumulación del capital tanto físico como humano, donde la educación juega un importante papel en la conformación del capital humano. Asimismo, Ibáñez, Brunner y Elacqua (2003), señalan que la sociedad contemporánea en general depende del capital humano que cada una posee, de ahí que las naciones deben preocuparse por invertir en promover e impulsar sus capacidades productivas a fin de incrementar tanto sus ingresos personales como el de las empresas.

Relaciones de la Teoría del Capital Humano con la Educación.

Considerando lo expuesto en Ramírez y Lechuga (ob.cit.), e Ibáñez, Brunner y Elacqua (ob.cit.), invertir de manera individual en la educación de los estudiantes, conlleva a incrementar los niveles de competitividad de las instituciones educativa, pues estarán ganada a preparar intelectualmente a sus estudiantes y personal docente, los cuales a su vez, serán excelentes candidatos para encontrar empleos que le aseguren mejor la calidad de vida; generando en ese trabajador una fuerza productiva representada en las habilidades y conocimientos, desarrollándoles la capacidad de invertir en sí mismos, aun cuando no son propietarios más que de su intelecto.

Es importante la relación que se establece entre a TCH con la educación venezolana, pues si se toman en cuenta la habilidades y conocimientos adquiridos y desarrollados por los individuos en el transcurso de su vida, se convertirán en la herramienta que les abrirán las puertas a su incorporación y desempeño en el proceso productivo que tanto necesita el país. En consecuencia y en atención a Schultz (1972), el capital humano se caracteriza por ser: intransferible, pero puede ser transmitido a través de los procesos de enseñanza y aprendizaje; no se devalúa, en tanto quien lo posea se mantenga actualizado considerando que vive en un mundo globalizado sujeto a constantes cambios; es perpetuo, en tanto viva quien lo posea; y se adquiere en la juventud de quien muestre interés en poseerlo.

Valoración conclusiva

La TCH considera la fuerza de trabajo como capital, y es a partir de allí que todas las sociedades son capitalizadas ya que mientras unas poseen recursos económicas, otras tienen recurso intelectual (capital humano), asignándose a sí mismas la calidad de capital humano con el que cuenta como resultado de la inversión que cada una hace en la formación de su población.

Desde los orígenes de la TCH hasta hoy, constituye un manera de visualizar la necesidad de preparar al hombre como recurso humano en el marco de la globalización, ya que concibe a la educación como una inversión necesaria generadora de la utilidad que puede tener el sujeto en el futuro laboral favoreciendo el crecimiento intelectual y económico mediante la investigación, calificación laboral y la producción técnica en la optimización de su funcionalidad en la sociedad.

La TCH se apoya en las teorías de Durkeheim y Parsons. Ya que para Durkeheim, la educación consiste en la influencia que tienen las personas adultas sobre aquellos que aún no están preparados para afrontar la vida; por lo tanto, la primera función de la educación consiste en desarrollar en cada individuo aquellas capacidades y habilidades que necesita la sociedad.

Y en la teoría de Pearsons, porque la escuela tiene dos funciones importantes en la TCH: socialización y distribución de los recursos humanos. Para Pearsons, la sociedad manifiesta una cultura indivisible, siendo la cultura de la escuela neutral donde el proceso de selección es regido por principios universalistas conducente a la obtención de estatus adquiridos; es decir; La cultura que transmite la escuela la única cultura válida.

La TCH, sostiene que es necesario invertir en la educación para desarrollar a la población escolarizada e inculcar destrezas cognitivas con el propósito de generar mayor productividad en los centros de trabajo a fin de aumentar el flujo de futuros ingresos.



REFERENCIAS
Bohannan, P., Glazer M, (2007). Antropología: Lecturas. España: McGrawHill
Calderón, G.; Castaño, G. (2005). Investigación en administración en América Latina: evolución y resultados. Manizales: Universidad de Colombia.
Calello H., Neuhaus, S. (1992). La Investigación en las Ciencias Humanas. Método y Teoría Crítica. Venezuela: Fondo Editorial Tropikos.
Chiavenato, I.  (1999).  Introducción a la Teoría General de la Administración.  (5ª. Ed.) México: Mc Graw Hill.
Destinobles, A. (s/f).  El capital humano en las teorías de crecimiento económico.  Disponible en: http://books.google.co.ve/books?id=ATK3yacsIb8C&pg=PA21&dq=teoria+del+capital+humano.+caracter%C3%ADsticas+(%2B)&hl=es-419&sa=X&ei=lcQ9UdeWFY660AHPx4CABw&ved=0CCsQ6AEwAA  Consultado en: enero, 20, 2013.
Feito, R. (2001a). Teorías sociológicas de la educación. España: Universidad Complutense Madrid. Documento en línea. Disponible en: http://pendientedemigracion.ucm.es/BUCM/cps/lecturas/4.htm Consultado en: febrero 7, 2013.
Guerrero, A. (2003).  Enseñanza y sociedad: el conocimiento sociológico de la educación. España: Siglo XXI de España Editores.
Herrero, J. (2002). Funcionalismo. Documento en Línea. Disponible en: http://www-01.sil.org/training/capacitar/antro/funcionalismo.pdf  Consultado en: 2013, Marzo, 4.
Ibáñez, A.; Brunner, J.; Elacqua, G. (2003). Capital Humano. Chile: Universidad de chile.
Moreno, P. (2012). Glosario Político del Modelo Neoliberal en Educación. Red diario digital. Artículo en línea. Disponible en: http://www.diarioreddigital.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=7629:glosario-politico-del-modelo-neoliberal-en-educacion-&catid=109:colaboradores&Itemid=94 Consultado en: febrero, 20, 2013.
Ramírez, L.; Lechuga. L. (2006). Políticas Educativas Neoliberales y Posturas Teóricas Sociopedagógicas. Ponencia en VII Congreso Latinoamericano de Sociología rural, Quito, Ecuador.
Rodríguez, M. (2001). (comp) Temas de sociología volumen I. Feito (2001). Teorías sociológicas de la educación España: Huerga Fierro Editores.
Schultz, T. (1972). El valor económico de la educación. México: Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana.

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